Nutrición en la lactancia y el embarazo.

Nutrición en la lactancia.

Desde un punto de vista nutricional, la nutrición en la lactancia es un asunto de gran importancia. La lactancia es una etapa especial y muy importante para la mujer. Para producir leche materna los requerimientos nutricionales deben ser superiores a los de la etapa de gestación. Debemos tener en cuenta que será́ el único alimento que recibirá el bebé durante los primeros meses de vida. En esta etapa, la mujer debe seguir una alimentación adecuada y equilibrada. El estado nutricional de la madre afectará a la composición de la leche que produce.

La leche materna es el alimento idóneo para un recién nacido. Cubre todas las necesidades nutricionales del bebé y está adaptada a la situación fisiológica propia del recién nacido.

Tanto el bebé como la mamá, están dotados de todas las capacidades necesarias para que el proceso de lactancia se pueda llevar a cabo correctamente. No obstante, todo proceso requiere de un aprendizaje y adaptación entre madre e hijo. Este proceso genera unas relaciones afectivas imprescindibles para la salud de tu bebé.

Nutrición en la lactancia. Recomendaciones.

Se recomienda que la lactancia materna tenga una duración mínima de 2 años. Debemos tener en cuenta que a partir de los 6 meses se puede empezar la alimentación complementaria, pero siempre acompañada de la lactancia.

Durante la etapa de la lactancia las necesidades nutricionales maternas se ven incrementadas. para suplir el esfuerzo metabólico derivado de la producción de leche materna. Por lo tanto, el esfuerzo del metabolismo se dirige a la síntesis de grasas, proteínas y vitaminas específicas para generar la leche materna. Y de este forma, el cuerpo materno se asegura que los requerimientos nutricionales del bebé quedan cubiertos.

La alimentación de la madre lactante es de gran importancia. Según la ingesta de nutrientes repercute directamente sobre la calidad y cantidad de leche que se produce. Además, como es lógico, también afecta a su propia salud. Una madre desnutrida producirá leche a costa de sus propias reservas. Y esto, le podría ocasionar un deterioro tanto físico como de su estado de salud mental.

Nutrición en la lactancia. Cambios fisiológicos.

  • Pérdida de peso tras la expulsión del feto, la pérdida del líquido amniótico y la placenta.
  • Aumentan los niveles de prolactina y disminuye la progesterona y estrógenos durante la lactancia.
  • Se inicia la secreción láctica a partir de las 48 h y por ello aumentan los requerimientos nutricionales.
  • La neurohipófisis libera oxitocina, hormona responsable de la eyección de la leche cuando el bebé succiona.
  • Se pierden líquidos extracelulares, que se habían retenido durante la gestación.
  • El volumen de la sangre recupera el estado previo a la gestación.
  • Se movilizan los depósitos de grasa que se utilizan para la producción de leche.
  • La lactancia facilita que el útero recupere su tamaño y forma original, ayudando además a recuperar el peso corporal. En esta etapa no se recomienda llevar a cabo dietas hipocalóricas, ya que puede producirse un déficit de nutrientes. Como hemos comentado anteriormente, puede afectar a la calidad de la leche materna. Y en consecuencia, perjudicar tanto al bebé como a la mamá.
  • Algunos estudios científicos sugieren que la lactancia materna reduce el riesgo de padecer cáncer de ovarios y de mama antes de la menopausia.

Nutrición en la lactancia. Beneficios.

La leche materna protege contra las enfermedades.

La leche materna está llena de inmunoglobulinas que protegen a los bebés. Los recién nacidos tienen un sistema inmunológico muy inmaduro y son altamente vulnerables. La leche materna ofrece protección inmediata, así como estimulación del sistema inmunológico.

La leche materna reduce la mortalidad infantil.

Los niños que reciben leche materna durante los primeros seis meses de vida tienen 14 veces más posibilidades de sobrevivir que los que no la han recibido. Empezar a amamantar al niño desde su primer día de vida reduce la mortalidad del recién nacido en un 45%.

La lactancia ayuda a prevenir el sobrepeso en los niños.

La lactancia materna prolongada puede reducir el riesgo de sobrepeso y obesidad infantil en un 12%. Además, ayuda a combatir enfermedades crónicas graves asociados con estas condiciones.

La lactancia materna favorece el buen desarrollo cognitivo del bebé.

Los adolescentes y adultos que fueron amamantados de niños obtienen mayor puntuación en los indicadores de desarrollo cognoscitivo.

La lactancia materna promueve el vínculo madre hijo.

Un período más prolongado de lactancia materna se asocia a una mayor capacidad de respuesta materna y estrecha el vínculo emocional entre ambos.

La lactancia materna protege a las madres contra el cáncer de ovario y de mama.

Las mujeres que no amamantan presentan un riesgo 4% más alto de padecer cáncer de mama y 27% mayor de cáncer de ovario.

Beneficios de lactancia materna en la salud de las madres.

Reduce el riesgo de depresión posparto. Reduce el riesgo de anemia. Ayuda a perder peso después del parto. Previene el riesgo de osteoporosis después de la menopausia. Protege de la hipertensión en la menopausia.

Amamantar a tu bebé beneficia al medioambiente.

La leche materna es un alimento natural y renovable que no necesita envase, transporte ni combustible para prepararse.

La lactancia reduce los costos asociados con el cuidado de la salud.

Estudios científicos nos muestran que la lactancia materna reduce visitas médicas adicionales y hospitalizaciones. Asimismo, reduce el impacto económico sobre la atención pediátrica durante esta etapa.

Impacto social de la lactancia sobre la sociedad.

Ayuda a reducir la pobreza. Beneficia a las economías nacionales (al reducir el coste de la atención sanitaria). Ayuda a aumentar el nivel educativo. Promueve el crecimiento económico. Reduce las desigualdades.

Nutrición en la lactancia.

Alimentación recomendada y alimentos a evitar durante la lactancia.

La dieta para la madre lactante debe basarse en una alimentación equilibrada y variada. Las necesidades energéticas aumentan, por lo que se requiere de un aumento calórico. Aumento muy similar al del último trimestre de embarazo.

Requerimientos y recomendaciones nutricionales en la lactancia.

Los requerimientos nutricionales durante la lactancia son más elevados que en la gestación. El aumento de estas necesidades de energía se debe al volumen y valor energético de la leche producida. La secreción de 800 ml de leche al día tiene un valor energético aproximado de 550 kcal. Los déficits nutricionales durante la lactancia, pueden afectar a la producción de leche materna y en menor medida a su calidad, ya que la composición de la leche depende de las reservas de la madre. Por ello, es importante que la madre mantenga un estado de nutrición óptimo para evitar un estado de desnutrición.

Necesidades hídricas.

La leche materna contiene entre un 85-90% de agua. Para mantener una buena hidratación, la madre puede alternar el consumo de agua con infusiones, caldos y zumos naturales. Es recomendable ingerir entre 2-3 litros de líquido diáriamente. También es importante el consumo de frutas y verduras por su alto contenido en agua, vitaminas, minerales y fibra.

Si la orina es de color intenso será un indicador de que el cuerpo se está deshidratando. Por consiguiente, se deberá aumentar la ingesta hídrica. También puede aparecer estreñimiento para compensar esta ingesta insuficiente.

Distribución de macronutrientes.

  • Proteínas: Las necesidades de las proteínas se incrementan 25g/día. Al menos el 50% de las proteínas deben ser de alto valor biológico.
  • Lípidos: Se recomienda consumir entre un 30-35%,consiguiendo un consumo de DHA (ácido docosahexaenoico) superior a 200mg/día, ya que los lactantes consiguen mejores resultados en las pruebas de evaluación neurológica. Este ácido graso está presente en alimentos como el salmón, atún y anchoas.
  • Hidratos de carbono: Se mantiene el mismo porcentaje que para la mujer no lactante; es decir deben aportar entre un 50-55% de las kcal totales ingeridas.

Alimentos a evitar en la lactancia. El sabor de la leche.

Hay algunos alimentos que pueden producir cambios innocuos en el sabor de la leche materna. Este hecho, puede producir un rechazo por parte del lactante. Los espárragos, alcachofas, cebollas, rábanos o puerros son ejemplos claros de ello. La razón fundamental es que contienen sustancias aromáticas. Igualmente, puede haber rechazo o no por parte del bebé. Si la mamá ya había consumido este tipo de alimentos durante el embarazo, es posible que el bebé ya esté acostumbrado y no los rechace.

Por otra parte, debemos tener en cuenta que hay varias sustancias nocivas que se pueden excretar a través de la leche materna. Motivo por el cual, debemos limitar o evitar su consumo.

Sustancias nocivas en la lactáncia.
  • Cafeína: Se tiene que moderar su consumo y no superar los 300mg al día, ya que una ingesta mayor puede provocar estado de nerviosismo e irritabilidad en el niño. Es recomendable mirar el prospecto de los medicamentos que se consumen ya que algunos también pueden contener cafeína.
  • Alcohol, tabaco y otras drogas: Su consumo deberá estar restringido en este período (aunque se recomienda prescindir de su consumo en cualquier etapa de la vida) ya que puede tener consecuencias contraproducentes en el desarrollo del bebé.

Suplementación durante la lactancia materna.

Vitamina D 25-OH durante la lactancia.

Un déficit de vitamina D materno, puede dar lugar a bajos niveles en el bebé. Aumentan el riesgo de enfermedades relacionadas con el metabolismo del calcio y alteraciones respiratorias. Por otro lado, niveles adecuados de vitamina D en la madre lactante, nos ayudarán a recuperar la pérdida de densidad ósea asociada a la maternidad. Se recomienda la exposición solar (de la mamá y el bebé) durante 10-20’/día en cara, torso y extremidades superiores (sin protección solar y en caso de precisar protección, hacerlo con cremas solares de protección física).

Yodo en la lactancia.

La deficiencia de yodo grave y moderada durante el embarazo y la lactancia afecta a la función tiroidea de la madre y del neonato. Y también, en el desarrollo neuropsicológico del niño. Estudios realizados confirman que la mayoría de las mujeres tienen carencia de yodo durante la gestación y la lactancia. Las mujeres embarazadas, las que amamantan a sus hijos y las que planifican su gestación, deberían recibir suplementos de yodo. Para que el neonato mantenga unos niveles óptimos de hormonas tiroideas, las madres lactantes deben tomar como mínimo 200-290 μg de yodo diario. Como fuente de alimentos ricos en yodo tenemos pescado de mar; caballa, verduras, carne, huevos o marisco. Como recomendación hacer uso de la sal yodada.

Hierro en la lactancia.

Es un elemento mineral esencial para la vida. Forma parte de la hemoglobina circulante y de la mioglobina presente en el músculo, así como de otras proteínas tisulares de gran importancia fisiológica para la respiración celular. La necesidad de aportar 0,3 mg/día a la leche materna hace que sea recomendable seguir con una dieta rica en este mineral, ingiriendo 30-60 mg/día. Como fuentes importantes de hierro tenemos alimentos animal y vegetal tales como la carne, hígado, huevos, pescado, almejas, mejillones, legumbres, acelgas y espinacas.

Calcio en la lactancia.

Contribuye al mantenimiento de los huesos y su déficit puede aumentar el riesgo de osteoporosis en la madre los años posteriores. Durante la lactancia, las necesidades de calcio están especialmente elevadas para la producción de la secreción láctica que contiene unos 280 mg/l, por lo que se debe asegurar su aporte recomendando un consumo diario de 1200 mg de calcio en la dieta, para ello pueden consumir alimentos ricos en calcio como leche, yogur, cuajada, queso, acelgas, espinacas, escarola, frutos secos (almendras, avellanas, nueces) y legumbres (soja, lentejas, alubias, garbanzos).

Vitaminas necesarias durante la lactancia.

Los requerimientos de vitaminas tanto liposolubles como hidrosolubles se ven incrementados durante la lactancia, especial relevancia adquiere la vitamina A por su papel en el sistema inmunitario, en la visión y en la diferenciación celular, que debe incrementarse 500 μg/día con respecto a una mujer no lactante. La vitamina A predomina en vegetales de hoja verde, así como en tomate, zanahoria, pimiento…

Las vitaminas hidrosolubles (las del grupo B) deben aumentarse entre un 30 y un 50% con respecto a una mujer adulta no lactante, están presentes en multitud de alimentos como vegetales, frutas, legumbres, cereales, lácteos, carne…

Oligoelementos. Zinc y Magnesio.

Sus requerimientos durante la lactancia, son superiores a los del embarazo. Existen estudios que relacionan la aparición de depresión postparto con la deficiencia en zinc y magnesio. Los podemos encontrar en semillas, frutos secos, judías blancas, avena, arroz integral, espinacas, perejil, quinoa, mejillones…

¿Puedo adelgazar si estoy dando el pecho?

El organismo de la mujer está preparado para adelgazar durante la lactación sin poner en riesgo la misma, ya que durante el embarazo se crean reservas de grasa para ser utilizadas durante este periodo.

Aun y así, no se debe hacer una dieta muy restrictiva. Ésta debe ser equilibrada y se deben tener en cuenta las necesidades energéticas de la madre. Es conveniente acudir a un profesional para realizar una dieta que te ayude a alcanzar tus objetivos de la manera más adecuada, ya sea para perder peso durante la lactancia o para poner orden en tus hábitos alimentarios.

Mire

Todas somos conscientes que la salud es importante, aunque a veces no le damos la transcendencia que se merece hasta que padecemos algún percance. Cuídate y mímate, no hay nadie mejor que tu misma para hacerlo. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.

¿ Quieres recibir tips o apuntarte a los retos que proponemos sobre salud y nutrición?
¡Suscríbete a nuestra newsletter!